Por Jaime de Rivero
Hace un par de semanas se anunciaron los carteles de la
feria limeña, quedando pendiente la apertura del abono. Mientras algunos
atribuían pasividad, la nueva empresa trabajaba silenciosamente y sorprendió a
todos al anunciar carteles completos en el acto de entrega de llaves de la
plaza. No recuerdo que en los últimos 20 años o más, alguna empresa haya
abierto el abono con los carteles cerrados como lo hará Citotusa en este, su
primer año al mando de Acho. En Lima, lo usual ha sido el abono ciego o semi
ciego, del que Bartolomé Puiggros tanto se quejaba en El Comercio, pues el
abonado se comprometía al pago sin saber con exactitud lo que recibiría a cambio,
prestándose para el fraude.
Citotusa ha trabajado en un palmo de terreno, dos meses
exactamente, con el handicap de ser una empresa extranjera, desconocer el
ambiente local, recibir plaza y feria en ruinas, y no tener mayor apoyo de la
prensa, pero con lo hecho hasta ahora demuestra solvencia y seriedad. No en
vano ha tenido por 20 años la plaza de Quito. Especulo que la demora, además de
la tardía licitación que tuvo tres concursos y retrocesos, también podría
deberse a la incertidumbre causada por las acciones judiciales ventiladas en
canales de televisión por Freddy Villafuerte, que pretendería recuperar la
plaza. No sé cómo se hizo para lograr que la Beneficencia defienda la feria en
televisión, explicando sólidos argumentos legales: un imposible. Así, en este
ambiente enrarecido lleno de conductas inexplicables, contra viento y marea, se
hace la feria.
Como siempre ha sido en Lima y en otras ferias de primera
categoría, hay corridas importantes y otras de menor jerarquía. En mi opinión
es un cartel equilibrado, que tiene de
todo y para todos los gustos. Dos novilladas postineras y cinco corridas de
toros, de las cuales tres son los platos fuertes. Sobre la plantilla de
matadores se debe recordar una regla general: no se puede dar gusto a todos, la
empresa confecciona los carteles y el público consumidor decide. Mientras unos
exigen a las figuras otros las rechazan; unos prefieren ciertas ganaderías y
otros discrepan. Así de diverso y variopinto es el gusto del aficionado.
Los siete festejos tendrán lugar entre el sábado 25 de
octubre y el domingo 23 de noviembre, para que la Cumbre del Cambio Climático
no corte la feria, cope hoteles, agote servicios ni restringa la circulación en
zonas intangibles. Un mes de toros, en
el que las novilladas se darán los sábados como preludio a las corridas de
toros de los dos primeros domingos; se tendrán, entonces, cinco fechas en dos
semanas. Una innovación que también debe responder a factores comerciales,
considerando que los festejos menores no han llevado gente a Acho en los
últimos 15 años, sea cual fuere el día en que se programen. El agrupamiento de
la feria en pocos días promueve la asistencia de aficionados del interior y
exterior. No debería sorprendernos si se chartea aviones desde Quito o México.
El cartel de matadores lo lidera el maestro Enrique Ponce,
bien llamado “Torero de Lima”, el artístico José Mari Manzanares y el todo
poderoso Miguel Angel Perera, que es el mejor torero en la actualidad. Tres
figuras del toreo, a las que se suman Alejandro Talavante y Finito de Córdoba,
que si la inspiración le acompaña, cualquier cosa puede ocurrir como cuando
hace cinco años le robó la película a un endiosado José Tomas. Se ha hecho bien en no convocar a El Juli que
no ha tenido una gran temporada.
El torero peruano está presente en cuatro puestos que no es
poco comparativamente a otras ediciones. Pero lo más trascendente es que se le
ha tratado con respeto a la profesión, devolviéndole el lugar que le
correspondía. Es destacable que la nueva empresa haya reafirmado la dignidad de
los diestros peruanos, que anteriormente fueron maltratados contratándolos por
honorarios mínimos al lado de los españoles o pagándoles con entradas para que
las vendan con ayuda de sus familiares o a través de Facebook.
Se debe saber que este año, el novillero Andrés Roca Rey
cobrará más de US$ 25,000 por una tarde en Acho, mientras que los matadores
nacionales han elevado sus emolumentos. No recuerdo que un novillero peruano
haya recibido jamás esa suma, que muy difícilmente se paga hoy en España. Sin
duda es parte de los nuevos vientos que corren y la estrategia comercial de
Citotusa que debuta satisfaciendo a nuestra afición que soñaba con este mano a
mano entre Joaquín Galdos y Andrés Roca Rey, los dos jóvenes coletas que
triunfan en España y que van para figuras.
Cierto es que Juan Carlos Cubas tiene méritos para ingresar
al cartel por su campaña en las provincias. Fue un error no incluirlo. Pero
también se debe mencionar que Cubas no tiene el tirón mediático de Roca Rey y,
por ello, me remito nuevamente a la regla general. No obstante, según la
versión de un matador español que hace campaña aquí, si habría habido
conversaciones entre Citotusa y el apoderado de Cubas. El tiempo aclarará lo de
los últimos días. No se debe olvidar que la empresa Villafuerte tampoco lo
contrató en el 2012 y 2013.
Para Alfonso de Lima será la feria más importante por la
responsabilidad que lleva en sus hombros. Su inclusión en el cartel de mayor
categoría que está rematado intrínsecamente por el sólo hecho de tener a dos
figurones: Ponce y Manzanares, significa un reconocimiento a su trayectoria y
al lugar que ocupa en el circuito taurino del interior. Espero que Foncho tenga
la mejor tarde de su carrera y que aproveche esta oportunidad que ninguna
empresa le dio a Cubas ni a Roca Rey.
Finito de Córdoba, Talavante y Perera con los toros de las
Ventas del Espíritu Santo del maestro César Rincón, es una combinación para
cualquier plaza de primera. Otro cartel que gusta mucho es el de cierre, con
Daniel Luque, Joselito Adame, Juan del Álamo y toros de Achury Viejo; selección
para buenos aficionados.
Al igual que los más puristas, no estoy de acuerdo con la
presencia del Cordobés, por dos razones esenciales: no es del gusto de Lima y
no actúa en ferias importantes. Tampoco con Antonio Ferrera, por la inconducta
del año pasado, pero de él se puede decir que ha triunfado este año con los
victorinos en Sevilla y que torea las ferias grandes como Bilbao, Pamplona y
San Isidro.
El Fandi y Padilla tienen partidarios y detractores. No son
de mi gusto pero respeto a quienes disfrutan con ellos y este es un sector no
tan pequeño de la plaza. Hay que recordar que son ídolos, banderilleros,
líderes de la estadística y, sobre todo, llevan gente a la plaza. Presumo que,
al igual que las dos empresas anteriores que también los contrataron, y
reiteradamente, ha primado el criterio comercial para levantar la venta en las
corridas que no torean las figuras. Nuevamente se aplica la regla general.
Ivan Fandiño se justifica en Lima. Su trayectoria lo avala,
pero ha sido bien dosificado y no como en el 2012, en que inexplicablemente
toreó tres de las cuatro corridas que hubo en esa feria.
De los españoles, el gran ausente es Diego Urdiales, con sobradas
credenciales y el reclamo de los aficionados más enterados, esos que caben en
el bus. La empresa debería considerar a Urdiales y Cubas en forma preferente en
caso de alguna ausencia, y sopesar el gusto de la afición y sus matices para
las siguientes ediciones.
Las dos novilladas son de postín. Al tan esperado mano a
mano, se le añade una interesantísima novillada con Borja Jiménez, Francisco
José Espada y José Garrido, quienes enfrentarán astados de Santa Rosa de Lima.
Los tres tienen una enorme proyección y no deben escapar al ojo del buen
aficionado.
El ganado a lidiar será de reconocidos hierros colombianos
como Las Ventas del Espíritu Santo, Juan Bernardo Caicedo, y Achury Viejo.
Cierto es que los toros de Roberto Puga defraudaron por su presentación en el
2011 y 2012, y por ello muchos no quisieran verlos más en Acho. No comparto un
veto -que en algunos casos tendría un tufillo personal- porque lo encuentro
absurdo. Todas las ganaderías tienen altas y bajas, mantener una regularidad es
muy dificil. Más aún ante la compleja problemática que afronta un ganadero de
lidia en el Perú y, mucho más, si asume el desafío de criar toros para Acho. El
propio Puga voluntariamente dejó de lidiar en el 2013 para que sus toros
lleguen más cuajados a esta feria. Decisión y abstención que llevan
implícitamente un mea culpa del ganadero. Este encierro debe tener el trapio
que Acho exige y si en juego responden a su reata, podemos tener una tarde para
la historia.
A todo ello, se le agrega una reducción en el precio de las
entradas, la inversión en la plaza, la eliminación de la sospechosa reventa
masiva de entradas, la puesta en valor del monumento y actividades culturales
para convertir Acho en punto de encuentro de tradiciones y culturas peruanas.
Exactamente, todo lo contrario a las gestiones anteriores.
Que Dios reparta suerte y que nuestra feria por fin recupere
el prestigio perdido, pieza angular para sostener y defender esta añeja
tradición.
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